Hoy puede ser un gran día. El primer martes, después del primer lunes de noviembre pasará a la historia –aunque me estoy adelantando unas horas- como el día en que un negro –afroamericano le llaman allí, subsahariano aquí- ocupa la Casa Blanca, pero, lo que es más importante, el día en que comienza el jubileo –para nuestro júbilo- del seguramente peor, más incapaz, inútil e impresentable presidente que los Estados Unidos de América hayan tenido nunca a lo largo de su dilatada democracia. Si, de ése hablo, del amigo de Aznar, ese que continúa diciendo mamarrachada tras mamarrachada a través de su fundación FAES, felizmente bautizada por Carrillo –¡¡qué lucidez a sus años!!- como Falange Española. Pues, como digo, un Presidente –el de allá- que ha hecho un terrible daño al prestigio de su país, además de la cantidad de problemas que ha creado a nivel mundial. Algo así, pero a infinita menor escala –ya le gustaría a él-, como, aunque con peor baba, nuestro inefable “Ansar” que desde que se ha hecho amigo de Bernie Ecclestone –patrón de la Formula I- se ha lanzado a una vertiginosa carrera por superarse a sí mismo en esperpentos retóricos -¡¡ay si Valle-Inclán levantara la cabeza!!- y en dirección contraria a la del sentido común.
Pero hoy toca centrarse en el que se va, porque el otro lleva yéndose años y no se termina de marchar del todo. No hay mejor ilustración de su imagen como Presidente que aquélla en la que aparecía sentado -paralizado- en una silla de alumno en un colegio americano, con un cuento en la mano y sabedor de que en esos momentos estaban saltando por los aires las torres gemelas y parte del Pentágono, en el mayor atentado de la historia contra los Estados Unidos. Sobran las palabras. O aquél otro día en que sostiene un cuento -ver la ilustración- al revés en otra escuela. Sobran las palabras W…..
No hay comentarios:
Publicar un comentario