REFLEXIONES POST-ELECTORALES

Pasado un tiempo de mi retorno a España reinicio mis reflexiones en este blog, y nada mejor que el día de la resaca electoral que ha culminado con una nueva victoria del Partido Socialista Obrero Español. Una victoria de la que la primera conclusión que podemos extraer, y no la menos importante, es que ha supuesto una ratificación de la victoria electoral del 2004, con lo que ello supone.

Así, por primera vez en la joven democracia española, un partido –el Popular- que se había pasado 4 años poniendo en cuestión la anterior victoria del Partido Socialista, deslegitimando la misma, cuestionando las instituciones (la acción de gobierno, el Parlamento, la Justicia, etc.), de haber vencido, se habría sentido autorizado en ese proceso de deslegitimación, con lo que habría echado abajo, sin pestañear, todas las reformas y disposiciones que se han llevado a cabo en esta legislatura y que han supuesto un salto considerable en favor de las políticas de igualdad y solidaridad, por no mencionar el riesgo que para la cohesión territorial de España supone un partido que solo entiende una manera de ser español –la suya- denostando cualquier otra. Por ello era importante la victoria: por las mujeres –leyes de igualdad, contra la violencia de género, etc.-, por los homosexuales –ley sobre los matrimonios gays, etc., por los discapacitados –ley de dependencia-, por los españoles en el exterior –Estatuto de la Ciudadanía Española en el Exterior, etc.-.

La piel de cordero que se pusieron durante la campaña electoral con el afán de desmotivar a esa parte del electorado de izquierdas de vocación abstencionista –Elorriaga dixit- apenas pudo esconder la anterior pretensión. Y así lo han visto los españoles que son más sabios y ponderados de lo que el Partido Popular cree y para los que las apelaciones al hígado o al estómago apenas si han dado sus frutos, salvo en Valencia y Madrid -donde sin duda la labor de los procesos de movilización ecuménico/populares así como el sectarismo de los medios de comunicación afines han jugado un importante papel-.

Pero nosotros, que somos demócratas de siempre y no de última hora, nunca nos atreveremos a decir que las victorias en las elecciones se producen por un motivo u otro, sino SIEMPRE COMO CONSECUENCIA DE LA VOLUNTAD DE LOS ESPAÑOLES EXPRESADA EN LAS URNAS, ocurra lo que ocurra en el entorno. Nada ni nadie puede cuestionar nunca el valor de las urnas –ni ETA ni el PP- pues eso es la esencia de la democracia.

No se puede decir que todo es perfecto democráticamente hablando cuando ganamos y sembrar todo tipo de dudas cuando perdemos. Eso es algo que la derecha española tiene que aprender. En definitiva, tiene que aprender a perder –y eso no es solo cuestión de un día- para poder alguna vez ganar.

En cuanto a ETA, solo decir que, desde el inmenso dolor que causó con la muerte del compañero Isaías, creo honestamente que NO SE PUEDE INTERRUMPIR UNA CAMPAÑA ELECTORAL. Lo digo con todo el cariño del mundo hacia el compañero asesinado y sus familiares. Porque ETA al atentar el último día de campaña pretendía precisamente eso, y que Europa se desayunara con el títular anhelado por ellos, como así ha ocurrido “ETA INTERRUMPE LA CAMPAÑA ELECTORAL EN ESPAÑA”. Ojalá no vuelva a haber ningún otro asesinado por la banda terrorista, ni en campaña electoral ni en ningún otro momento; pero si desgraciadamente volviera a ocurrir creo que sería hacerle el caldo gordo a esa organización de repulsivos delincuentes.

Por lo demás, con independencia de la tarea de gobierno que queda por delante -que es mucha y complicada-, una de las cosas que la izquierda en el poder debería de hacer es ir erosionando el mundo de las creencias en el que este país se encuentra instalado, en favor del mundo de los saberes -más riguroso e infinitamente menos sectario-, para lo que se necesita una permanente labor pedagógica -no confundir con adoctrinamiento que es un meandro de las creencias-.

Por último, lamentar desde mi condición de antiguo ex-comunista, el hundimiento de Izquierda Unida, en mi opinión más debido a errores propios -cainismo incluído- que al "tsunami del bipartidismo". Tambien en esa organización se hace necesaria una profunda reflexión.